Aunque la mayor parte de la prensa se ha quedado con la noticia de la adquisición de Jaguar y Land Rover, la letra pequeña del contrato tiene tanta enjundia como el resto del documento. Y es que dentro de los 2.300 millones de dólares que Tata ha pagado por los dos fabricantes ingleses, se incluyen los derechos para usar las marcas Rover, Daimler y Lanchester.
Si haces memoria, recordarás que hasta no hace tanto Rover era propiedad de BMW, concretamente desde que hace 14 años se hiciera con el grupo homónimo. Aunque los chinos de SAIC compraron los derechos para seguir fabricando sus automóviles, la marca fue transferida recientemente a Ford con el fin de evitar posibles asociaciones con Land Rover, y de ahí ha llegado a manos de Tata. Daimler, por su parte, es usada por Jaguar para lanzar ediciones aún más exclusivas de su XJ; y Lanchester lleva acumulando polvo desde que pasó a mejor vida en 1956.
Actualmente las tres marcas están básicamente sin utilizar, lo que abre un abanico de posibilidades. De entrada, es evidente que Tata necesitará dinero contante y sonante para financiar las actividades de sus nuevas filiales, por lo que la venta de derechos no parece descabellada. Mercedes estaría mucho más que interesada en Daimler por motivos evidentes, y algo nos dice que SAIC pagaría gustosa lo que hiciera falta por poder lanzar sus Roewe con un nombre más familiar. No sabemos qué saldrá de todo esto, pero el cruce de llamadas es inevitable.
