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El matrimonio entre turbinas y coches ha sido desde hace décadas el sueño de muchos ingenieros, pero nunca ha terminado de llevarse a cabo; a veces por los costes de los materiales que las componen, a veces por la falta de variabilidad del régimen de entrega de potencia, por no hablar de la dificultad para conseguir freno motor...

Pero todo esto está a punto de cambiar, y es que la irrupción en el mercado de los híbridos eléctricos de rango extendido va a dar oportunidad para que los fabricantes de microturbinas coloquen sus pequeños inventos a combustión bajo el capó de muchos coches.

El rendimiento por peso de una microturbina, y su eficiencia energética a régimen constante, así como su capacidad de quemar cualquier combustible líquido o gaseoso la convierten en la alternativa perfecta como generador eléctrico "de a bordo" para recargar baterías.

Bueno, todo será que desarrollen lo suficiente este tipo de propulsión. No debe ser tan malo cuando los carros de combate M1 Abrams estadounidenses usan este tipo de motor. Por las razones apuntadas y además, por su silencio en comparación a los motores diesel y por el tamaño más reducido de la planta motriz.
A los tanques ha llegado de la mano de Chrysler, que ha sido la marca pionera en este tipo de motores, puesto que el desarrollo de este tanque fue suyo.
Puede ser una buena solución para proporcionar energía eléctrica, aun cuando habrá que ver cuánto pesa toda la planta motriz. Pero las turbinas de gas no son económicas de consumo, ni de mantener. Eso sí, potencia dan la que le pidas.

De consumo no se, pero en principio deberían ser mas económicas de mantener ¿no? al ser infinitamente mas sencillas que un motór de explosión, sería lo lógico.