Décadas atrás, Jaguar y Land Rover, cada una por su lado, acostumbraban a diseñar y fabricar sus propulsores. Pero el constante baile de propietarios que progresivamente las fue modificando implicó el cierre de las factorías de propulsores de ambas compañías. Hasta que acabaron en manos de Tata.
El problema actual de Jaguar Land Rover (JLR), es que adquiere los motores a precios relativamente elevados, a proveedores de la industria que son a su vez sus rivales. Proveedores como BMW, PSA o Ford.
Pero si JLR quiere seguir creciendo, hacerlo de forma más flexible y con mayor rentabilidad, necesita hacer sus propios motores. Así se lanzó un proyecto de 550 millones de euros para crear una factoría de motores para JLR en Wolverhampton. Ahora, con la factoría prácticamente lista, empezamos a conocer detalles sobre los primeros motores que saldrán de allí.
El primer nuevo propulsor en salir al mercado será un diésel de "alrededor de dos litros" con cuatro cilindros, inyección directa y turbocompresor de geometría variable, pensado principalmente para llegar a los Evoque, al sustituto del Freelander, y también equipar tanto al futuro sedán de segmento D de Jaguar como probablemente a la variante básica del Jaguar XF.
Este nuevo motor diésel llegará a finales de 2014. Justo un año y medio después, a mediados de 2016, llegará un motor de alrededor de dos litros de gasolina, también de cuatro cilindros, con turbo, inyección directa, distribución variable "y otras tecnologías de vanguardia" que servirá para sustituir al 2.0 de origen Ford actualmente empleado por JLR, y también se convertirá en pieza central para el sedán de segmento D y para el XF de Jaguar.
Dicen los responsables de ingeniería de motores de JLR que también están pensando en motores de tres cilindros, tanto gasolina como diésel, sobre el litro y medio de cilindrada, ya que aunque son motores más caros de desarrollar y fabricar (llevan elementos para eliminar vibraciones no deseadas, como ejes contra-rotantes), resultan más eficientes energéticamente.